lunes, 4 de julio de 2011

mundos

Nunca vemos el mundo tal como es. Nadie sabe cómo es realmente. Solo podemos verlo a través de mundo en el que aprendimos a sobrevivir. Y allí vamos cada vez que el mundo, el de verdad, nos mira directamente a los ojos, una mirada que no podemos sostener a fuerza de seguir vivos. El mundo adulto quizás sea eso, un montón de gente niña refugiada en su propio mundo, uno milagroso, uno de esos que no es muy grande ni tiene rincones oscuros, pero donde todo lo que queramos puede llegar a ocurrir. Tengo la sensación de que mucho tiempo atrás ya era consciente de disfrutar estando ahí. Lo llamaban jugar, pero yo sé que era mucho más que eso. Quizás era el intento más humano de supervivencia. Construía arriba de un mundo roto.
Vivimos en el mundo tal como es, pero al menos no solos. Siempre tenemos al otro, el nuestro, el mágico, tan cerca que con solo perder la mirada ya estamos ahí.