domingo, 29 de mayo de 2011

para qué sirve?

Todo tiene que servir para algo, aún cuando no tengamos la menor idea del porqué de nuestras acciones. Estas deben ser útiles y punto. Y lo serán en cuanto seamos seres productivos claro. Producimos "cosas" ¿y producimos ideas también? No, me parece que no, las ideas las pensamos, las pedimos prestadas de una gigantesca bolsa de ideas que lleva la humanidad bajo el brazo y las ordenamos, jugamos. Quien se jacte de producir ideas ex-nihilo amerita una sonrisa burlona acompañada de juntadita de dedos.
El verdadero sentido de utilidad va de la mano de la "cosa", eso que no es sino el producto de muchas horas de trabajo, y si hay sudor de por medio mejor. ¿Más útil? no sé, pero quizás encierre algo de romántica dignidad ese esfuerzo, aún cuando el trabajo que demandó esas dosis de sudor y manos cayosas sea de lo más indigno e infrahumano.
Hay que ser útil sin cuestionarnos demasiado si nos gusta lo que hacemos. Y pareciera que solo hay un tiempo para cuestionamientos profundos, que es muy corto, y que se superpone a otro tiempo, ese en que todavía no sabemos para nada quiénes somos pero en el que estamos inmersos en la tremenda tarea que implica descifrarlo. Entonces redondeando, mientras nos esforzamos por limpiarnos las obligaciones y las exigencias sociales para tratar de escuchar esa voz ahogada que no es sino la nuestra, también hay que saber qué es lo que nos gusta y tomar una decisión al respecto contrarreloj, decisión que quizás nos condicione el resto de nuestras vidas (o una buena parte, de seguro los mejores años, esos de la juventud...)
¿Y toda esa gente que no se cuestiona nada, que parece feliz de hacer lo que hace sin permitirse preguntarse por qué hace una actividad que demanda la mayor parte de su día, sobretodo de la parte en que está despierto y vive la vida concientemente? ¿Hay en ellos algo de disconformidad solapada o alguna pasión adormecida?. Quizás tenga que ver con ese nudo en el pecho crónico que les invierte la sonrisa o quizás se les escape en ese trato algo áspero que tienen a diario con alguien que esta cerca. Me cuesta pensar que la vida misma no los desafíe de vez en cuando, a lo cual puede que respondan subiendo el volumen de la tele, trabajando hasta el domingo o saliendo a correr cinco veces a la semana, cada vez más rápido (no sea cosa que la vida los alcance, les ponga una mano en el hombro y con una sonrisa de lo más inocente les pregunte por qué carajo corren).
Hay muchas vidas "no elegidas". Quizás eso sea la única elección que toma todo este montón de gente: no elegir (aún cuando podrían) Ojalá tanto esfuerzo, tanto sudor, tanta juventud estuviesen guiados por un "desde mí" y a conciencia en vez de por un "porque sí".

lunes, 23 de mayo de 2011

decisiones que cambien algo

que levanten persianas, las de tu alma y alguna otra que ande cáida poráhi
que barran pedazos de enojos muertos,
que transformen caras y gestos rotos en guisos invernales, repletos de zapallo dulce, flotando en un burbujeo que hace ruido a domingo
decisiones que nos despierten despacito, y nos inviten a jugar, como locos y a los saltos
que nos permitan escuchar eso que la noche murmura
que nos sacudan la indiferencia
que nos dispongan a amar

puentes celestes

Hay mundos que se tocan. Tienen las manos redondetas y se acarician la frente, los párpados, se recorren la nariz, sorteando océanos y montañas. Se hablan en secreto y se sienten tan bien. Y giran, se persiguen entre millones de estrellas y cielos negros. Uno de ellos se esconde tras la luna. El otro se rie al verlo metiendo panza tras una lunita diminuta. Es que a veces los mundos se tocan. Estiran los brazos, redondetes, dándose algunos besos. El amor, el amor.

miércoles, 18 de mayo de 2011

de audiencias y silencios

Siempre hay alguien viendo lo que hacemos, qué es de nuestra vida, cómo vamos con todos esos planes de los que alguna vez nos jactamos. Son los testigos de nuestra propia continuidad, o de nuestra falta de constancia ¿por qué no?. Me pregunto qué sabor podría tener todo esto que hago si no hubiese alguien del otro lado para verlo, escucharlo, leerlo. ¿Cuál sería el efecto de una tribuna vacía? Es que cuando el público nos gusta, nos atrae o nos resulta muy respetable entonces pareciera que lo que hacemos con nuestras vidas y hasta lo que somos nos satisface un poco más, a veces quizás nos sentimos hasta orgullosos de nosotros mismos. Como que alcanzamos por un rato.¿Por qué el acento está puesto allá afuera, allá en la audiencia? Encuentro personas que no hacen más que comunicarme todo lo que hacen, máquinas expendedoras de experiencias personales, desde la más trivial hasta la más íntima o vergonzosa. Esa agobiante tarea de ser público a diario. Y hay días en que es tal la demanda de afuera que queda poco silencio para poder ver qué pasa conmigo cuando nadie me mira, me escucha o me lee.

martes, 17 de mayo de 2011

madrugando

de algún rincón del laberinto

Y le pedimos al amor que nos dé un pedazo de vida verdadera, de muerte verdadera. No le pedimos la felicidad, ni el reposo, sino un instante, sólo un instante, de vida plena, en que se fundan los contrarios y la vida y la muerte, tiempo y eternidad pacten.

Octavio Paz