jueves, 5 de junio de 2014

Extraños

Hay amores que se vuelven extraños y borrosos. Un recuerdo descocido y casi ajeno. Aunque ahora me doy cuenta que siempre fueron algo de eso; incómodos y del todo inciertos. Amores que entonces siguieron su curso extraviado.
O fueron los amores del idilio. Los que te sobrevivieron, que no supiste decir ni morir. Que entonces cambiaron de tierras y de labios.
Y es que hay amores que se vuelven impropios, amores vacíos de sangre. Amores de caricias estropeadas y miradas a destiempo. Todo un montón de abrazos invisibles y de nuevo esta extrañeza agujereándome el recuerdo.
Y es que ya no sé cómo era quererte, añorarte, estar. Ya no.

domingo, 4 de mayo de 2014

Un mar sin orilla

El agua se fue tranquilizando, se le borraron las arrugas, empezó a ablandarse, a soltar. Se quedó tan quieta. Y empezó a buscar esas orillas que azotaba con sus manos de sal, esas contra las que rebotaba sin pensar, sin poder parar de lastimar la piedra. Y no estaban más. Se habían desarmado, se había derretido, quizás. Y entonces lloró lágrimas que no tenían fin, que no cabían en ningún lado.
Justo ahí se supo infinita.

viernes, 4 de abril de 2014

No sé

Ando con ganas de cambiar el mundo. Voy empujada por estos aires presuntuosos y hasta inocentes. Cambiar el mundo, eso. Porque cuando hacés una diferencia a pequeña escala eso viene a mover el resto de la cosa, todo se reacomoda de alguna manera, el mundo entero.
De fondo suena Glen Hansard que siempre me emociona y me envalentona un poco también. La manera en que sacude esa guitarra hasta agujerearla y rompe su voz en gritos hace temblar el cascarón. 
Y volviendo a esto de cambiar el mundo se me ocurrió una idea bastante rara pero que encierra la certeza de un hachazo al medio. Me dieron ganas de ser espejo donde el otro pueda ver su propia belleza, donde pueda reconocer su propio poder, donde insinuar sus preocupaciones y sentirse a salvo de juicios y sospechas. 
Para eso hace falta desaprender bastante. Estoy volviendo a decir "no sé". Ese "no sé" dispone al otro de manera muy distinta. Ya no busca en vos respuestas, ya no espera de vos y se acomoda al lado tuyo, a vivir las preguntas. Porque eso es lo que hacen los chicos, no intentan resolver, si no estar. 
Con el tiempo se nos enseña a no dejar nada por la mitad. Se nos inculca la gran importancia de terminar. Terminar, redondear, acabar, cumplir. Y eso nos oxida, nos vuelve toscos y llenos de respuestas, esas mismas que interponemos entre nosotros mientras se nos pierden de vista las preguntas que acercan. 
Cambiar el mundo, en eso estaba pensando cuando me dí cuenta de que no sé como hacerlo. Y entonces me dí cuenta de que quizás es posible.


  

miércoles, 2 de abril de 2014

Ojos abiertos...

Hoy entendí que los días feriado cuando se los vive del todo valen por dos. Es como que se recupera un poco de todo ese tiempo perdido. Días que redimen nuestro descuido, nuestra distracción diaria. Hoy fue uno de esos días así que me voy a dormir sin ansiedad ni culpas, a dormir del todo.
Pero cuidado que para que te pase esto tenés que andar un poco más despierto que de costumbre. No abriendo fuerte los ojos. Más bien con los ojos abiertos por dentro (como dijo Borra).
Y entonces se des-cubren certezas. Esas que creías entender de memoria pero para las que andabas más bien sordo, sordo por dentro.
La certeza de este día es una que vengo viviendo hace unos días sin darme cuenta del todo. Y es esta: no puedo saber nada de lo que va a suceder. No es posible saber nada de nada de lo que va a pasar. Y no me acuerdo de haberme sentido más libre alguna vez. Solté el control. Dejé de forzar. Que sea lo que va a ser de todos modos, más allá de mí y de todos.
Y asomó otra un poco más tímida: Si imagino menos entonces veo más.  

sábado, 22 de febrero de 2014

Carencias

La felicidad está subestimada. El bienestar del corazón, esa sonrisa bien adentro, ese desborde casi inefable. Ese que debería estar al principio de nuestras decisiones y propósitos. Pero lo que nos proponemos siempre es de cara al futuro. Cuando consiga, logre, gane, sepa, tenga, entonces sí, entonces voy a estar de contento. Felicidad como idea, como meta, como puro pensamiento parado siempre en la vereda de enfrente. Huidiza.
Y así abrimos dentro un agujero, una carencia, un vaso vacío. Somos seres carentes, aun cuando la realidad, el instante presente, es total, es exactamente todo lo que debería ser. Abrimos adentro un hueco que traga todo lo que viene de afuera. Uno que no logra nunca colmarse y vamos siempre a destiempo, siempre calculando hacia adelante, una matemática imposible.
Sentir ese todo que somos es lo que empiezo a entender como libertad. Como posibilidad de sacudirme el juicio y dejar de interpretar al otro desde mi agujero, tratando de acomodarlo en alguno de sus rincones.

No me falta nada para ser. Y entonces a los otros tampoco les falta nada. Absolutamente nada. Y ahí empiezo a entender también un poco sobre el amor. Que si hay uno de seguro es un amor que nada espera. Y solo es así un amor que de nada carece.

viernes, 17 de enero de 2014

Soltando ilusiones

Los dolores a veces se vuelven sal, se dispersan, vuelan. Pero antes las tristezas se amontonan. Y se derrumban. Se desparraman por todas partes y hay que ir a buscarlas. Juntarlas todas en una mano para después soltarlas. Volverlas sal, o polvo. Que vuelen.

miércoles, 15 de enero de 2014

post mortem

Cuando era chica jugaba a ser de todo y también, también jugaba a la muerte. Sí, a la muerte, inminente, un desplomarse ahí nomás. La vida yéndose en un suspiro largo. Imaginaba dejar de existir y, para ese público invisible, me mandaba una genial performance mortuoria. En un mundo infinito podía hasta inventar límites a mí manera y justo cuando yo quería. Cuánta libertad. La extraño.