miércoles, 15 de enero de 2014

post mortem

Cuando era chica jugaba a ser de todo y también, también jugaba a la muerte. Sí, a la muerte, inminente, un desplomarse ahí nomás. La vida yéndose en un suspiro largo. Imaginaba dejar de existir y, para ese público invisible, me mandaba una genial performance mortuoria. En un mundo infinito podía hasta inventar límites a mí manera y justo cuando yo quería. Cuánta libertad. La extraño.

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