domingo, 16 de junio de 2013

las cosas que me gustan de la vida

Me gusta esa intranquilidad que te gana cuando se te acaban las palabras, las explicaciones, y tenés los pulmones hinchados de asombro. Y tratás de colar algún hilito de aire, pero casi no te cabe. Algo de eso me pasa cuando leo a gente que me gusta mucho. Esta semana tuve un mano a mano con una crónica porteña extrañísima de Casciari y de fondo resonaba la indiferencia del extranjero, el extranjero del mundo, el de Camus, cuál si no.
Empiezo a leerlos así nomás y enseguida el vértigo, ese desenfreno al leer, atropellada, deglutiendo, mezquina! Frenando un instante con el pie para maldecirlos un rato por su brillantez y de vuelta al pedaleo frenético, enajenada de letra en letra. Se me borran los capítulos y los puntos y aparte.Y todo lo de afuera, lo de siempre, la vida tal como la conocemos, diaria y repetida, se pierde de vista, se vuelve el revés de lo que leo, casi una historia más, una que leí hace tiempo.



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