Mi ciudad se volvió infinita. Las calles, incontable. Camino tal como corren los días, cargando un instrumento sin principio ni fin donde no puede tocarse ninguna música. En una ciudad demasiado grande, solo encuentro un amor demasiado bello, uno que no puedo amar.
Necesito teclas que empiecen y terminen, donde pueda tocar toda la música. Una ciudad que tenga un horizonte y entonces albergue solo las almas que allí tengan lugar. Un amor que este al final de mis ojos y pueda amar de infinitas maneras.
Y de vuelta el dedito golpeándome
Volver la vida un sueño.
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